Every phrase and every sentence is an end and a beginning.

Every poem an epitaph.

/ T.S.Eliot /


lunes, 30 de julio de 2012

- Wallace Stevens - Tatuaje -




La luz es como una araña.
Se arrastra por el agua.
Se arrastra sobre los bordes de la nieve.
Se arrastra debajo de tus párpados
y esparce allí sus telarañas--
sus dos telarañas.

La telarañas de tus ojos
se pegaron
a tu carne y tus huesos
como la viga o la hierba.

Hay hilos en tus ojos,
en la superficie del agua,
y en los bordes de la nieve.


The light is like a spider.
It crawls over the water.
It crawls over the edges of the snow.
It crawls under your eyelids
And spreads its webs there--
Its two webs.

The webs of your eyes
are fastened
to the flesh and bones of you
as to rafters of grass.

There are filaments of your eyes
on the surface of the water
and in the edges of the snow.


- Alejandra Pizarnik - La Noche -





Poco sé de la noche
pero la noche parece saber de mí,
y más aún, me asiste como si me quisiera,
me cubre la existencia con sus estrellas.

Tal vez la noche sea la vida y el sol la muerte.

Tal vez la noche es nada
y las conjeturas sobre ella nada
y los seres que la viven nada.
Tal vez las palabras sean lo único que existe
en el enorme vacío de los siglos
que nos arañan el alma con sus recuerdos.

Pero la noche ha de conocer la miseria
que bebe de nuestra sangre y de nuestras ideas.
Ella debe arrojar odio a nuestras miradas
sabiéndolas llenas de intereses, de desencuentros.

Pero sucede que oigo a la noche llorar en mis huesos.
Su lágrima inmensa delira
y grita que algo se fue para siempre.

Alguna vez volveremos a ser.

domingo, 29 de julio de 2012

- Émile Cioran -



El miedo es un puente entre anhelo y ser. ¿Qué equilibrio voy a encontrar en él?


- Clarice Lispector - Un Soplo de Vida -




Esto no es una lamentación, es el grito de un ave de rapiña. Irisada e inquieta. Un beso en la cara muerta. Escribo como si fuese a salvar la vida de alguien. Probablemente mi propia vida. Vivir es una especie de locura que la muerte comete. Porque en ellos vivimos, vivan los muertos. De repente las cosas no tienen por qué tener sentido. Me satisfago en ser. ¿Tú eres? Estoy seguro de que sí. El sinsentido de las cosas me provoca una sonrisa de complacencia. Todo, sin duda, debe de estar siendo lo que es. Hoy es un día de nada. Hoy es hora cero. ¿Existe por casualidad un número que no sea nada? ¿Qué es menos que cero? ¿Qué comienza en lo que nunca ha comenzado porque siempre era?, y ¿era antes de siempre? Me adhiero a esta ausencia vital y rejuvenezco por entero, al mismo tiempo contenido y total. Redondo sin principio ni fin, soy el punto antes del cero y del punto final. Camino sin parar del cero al infinito. Pero al mismo tiempo todo es tan fugaz. Siempre fui e inmediatamente dejaba de ser. El día transcurre a su aire y hay abismos de silencio en mí. La sombra de mi alma es el cuerpo. El cuerpo es la sombra de mi alma. Este libro es la sombra de mí. Pido la venia para pasar. Me siento culpable cuando no obedezco. Soy feliz a deshora. Infeliz cuando todos bailan. Me dijeron que los lisiados se regocijan y también me dijeron que los ciegos se alegran. Y es que los infelices se resarcen. Nunca la vida ha sido tan actual como hoy: por un tris no es el futuro. El tiempo para mí significa disgregación de la materia. La putrefacción de lo orgánico, como si el tiempo fuese un gusano dentro de un fruto y le robase al fruto toda su pulpa. El tiempo no existe. Lo que llamamos tiempo es el movimiento de evolución de las cosas, pero el tiempo en sí no existe. O existe inmutable y en él nos trasladamos. El tiempo pasa demasiado deprisa y la vida es tan corta. Entonces --para no ser presa de la voracidad de las horas y de las novedades, que hacen pasar el tiempo deprisa-- cultivo una especie de tedio. Saboreo así cada detestable minuto. Y cultivo también el vacío silencio de la eternidad de la especie. Quiero vivir muchos minutos en un solo minuto. Quiero multiplicarme para poder abarcar incluso esas áreas desérticas que dan idea de inmovilidad eterna. En la eternidad no existe el tiempo. Noche y día son contrarios porque son el tiempo y el tiempo no se divide. De ahora en adelante el tiempo será siempre actual. Hoy es hoy. Me sorprendo y al mismo tiempo desconfío de tanto que me es dado. Y mañana tendré de nuevo un hoy. Hay algo doloroso y tajante en vivir el hoy. El paroxismo de la nota más fina y alta de un violín insistente. Pero está el hábito y el hábito anestesia. El aguijón de la abeja del día floreciente de hoy. Gracias a Dios, tengo qué comer. El pan nuestro de cada día. Querría escribir un libro. Pero ¿dónde están las palabras? Se agotaron los significados. Nos comunicamos como sordomudos con las manos. Querría que me diesen permiso para escribir a un son arpado y agreste la escoria de la palabra. Y prescindir de ser discursivo. Así: polución.¿Escribo o no escribo? Saber desistir. Retirarse o no retirarse: ésta es muchas veces la cuestión para un jugador. A nadie le enseñan el arte de retirarse. Y no hay nada de raro en la situación angustiosa en la que debo decidir si tiene algún sentido continuar jugando. ¿Seré capaz de retirarme dignamente? ¿O soy de los que se obstinan en seguir aguardando a que algo ocurra? ¿Algo como por ejemplo, el propio fin del mundo? ¿Mi muerte súbita acaso, hipótesis que volvería superfluo mi desistimiento? No quiero competir en una carrera conmigo mismo. Un hecho. ¿Cómo se vuelve al hecho? ¿Debo interesarme por el acontecimiento? ¿Podré descender hasta el punto de llenar las páginas con informaciones sobre los "hechos"? ¿Debo imaginar una historia o doy rienda suelta a la inspiración caótica? Tanta falsa inspiración. ¿Y si viene la verdadera y no llego a tomar conciencia de ella? ¿Será demasiado horrible querer adentrarse en uno mismo hasta el límpido yo? Sí, y cuando el yo comienza a no existir, a no reivindicar nada, comienza a formar parte del árbol de la vida: eso es lo que lucho por alcanzar. Olvidarse de sí mismo y no obstante vivir intensamente. Tengo miedo de escribir. Es tan peligroso. Quien lo ha intentado lo sabe. Peligro de hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades del mar. Para escribir tengo que instalarme en el vacío. Es en este vacío donde existo intuitivamente. Pero es un vacío terriblemente peligroso: de él extraigo sangre. Soy un escritor que tiene miedo de la celada de las palabras: las palabras que digo esconden otras: ¿cuáles? Tal vez las diga. Escribir es una piedra lanzada a lo hondo del pozo. Meditación leve y suave sobre la nada. Escribo casi totalmente liberado de mi cuerpo. Como si éste levitase. Mi espíritu está vacío por tanta felicidad. Tengo ahora una libertad íntima sólo comparable a un cabalgar sin destino a campo traviesa. Estoy libre de destino. ¿Será mi destino alcanzar la libertad? No hay una arruga en mi espíritu, que se explaya en espuma fugaz. Ya no me siento acosado. Estado de gracia. Estoy oyendo música. Debussy usa la espuma del mar que muere en la arena, refluyendo y fluyendo. Bach es matemático. Mozart es lo divino impersonal. Chopin cuenta su vida más íntima. Schönberg, a través de su yo, llega al clásico yo de todo el mundo. Beethoven es la emulsión humana en tempestad que busca lo divino y sólo lo alcanza en la muerte. Yo, que no pido música, sólo llego al umbral de la palabra nueva. Sin valor para exponerla. Mi vocabulario es triste y a veces wagneriano-polifónico-paranoico. Escribo de manera muy sencilla y desnuda. Por eso hiere. Soy un paisaje agrisado y azul. Me elevo en la fuente seca y en la luz fría. Quiero un escribir desaliñado y estructural como el resultado de escuadras, de compases, de agudos ángulos de un estrecho triángulo enigmático.¿"Escribir" existe por sí mismo? No. Es sólo el reflejo de una cosa que pregunta. Yo trabajo con lo inesperado. Escribo como escribo, sin saber cómo ni por qué: escribo por fatalidad de voz. Mi timbre soy yo. Escribir es un interrogante. Es así.¿Me estaré traicionando? ¿Estaré desviando el curso de un río? Tengo que confiar en ese río abundante. ¿O habré puesto un azud en el curso de un río? Intento abrir las compuertas, quiero ver brotar el agua con ímpetu. Quiero que haya un clímax en cada frase de este libro. Paciencia, que los frutos serán sorprendentes. Éste es un libro silencioso. Y habla, habla en voz baja. Éste es un libro flamante: recién salido de la nada. Se toca al piano, delicada y firmemente al piano, y todas las notas son límpidas y perfectas, unas separadas de las otras. Este libro es una paloma mensajera. Escribo para nada y para nadie. Si alguien me lee será por su propia cuenta y riesgo. No hago literatura: sólo vivo al paso del tiempo. El resultado fatal de que yo viva es el acto de escribir. Hace tantos años que me perdí de vista que vacilo en intentar encontrarme. Me da miedo comenzar. Existir me da a veces taquicardia. Me da tanto miedo ser yo. Soy tan peligroso. Me pusieron un nombre y me apartaron de mí. Siento que no estoy escribiendo todavía. Presiento y quiero un hablar más fantasioso, más exacto, con mayor arrobamiento, que haga volutas en el aire. Cada nuevo libro es un viaje. Pero un viaje con los ojos vendados por mares jamás vistos: con la venda en los ojos, el terror de la oscuridad es total. Cuando siento una inspiración, muero de miedo porque sé que de nuevo viajaré solo por un mundo que me rechaza. Pero mis personajes no tienen la culpa de que así sea y entonces los trato lo mejor posible. Ellos vienen de ningún lugar. Son la inspiración. Inspiración no es locura. Es Dios. Mi problema es el miedo a volverme loco. Tengo que controlarme. Existen leyes que rigen la comunicación. Una condición es la impersonalidad. Separarse e ignorar son el pecado en un sentido general. Y la locura es la tentación de poderlo todo. Mis limitaciones son la materia prima que ha de trabajarse mientras no se alcance el objetivo. Yo vivo en carne viva, por eso me interesa tanto darles cuerpo a mis personajes. Pero no aguanto y los hago llorar sin venir a qué. ¿Raíces que no están plantadas y se mueven por sí solas o la raíz de un diente? Pues también yo suelto mis amarras: mato lo que me molesta y, como lo bueno y lo malo me molestan, voy definitivamente al encuentro de un mundo que está dentro de mí, yo que escribo para librarme de la difícil carga de ser una persona. En cada palabra late un corazón. Escribir es esa búsqueda de la veracidad íntima de la vida. Vida que me molesta y deja a mi propio corazón trémulo sufriendo el dolor incalculable que parece necesario para mi maduración: ¿maduración? ¡Hasta ahora he vivido sin madurar! Sí. Pero parece que ha llegado el momento de aceptar de lleno la vida misteriosa de los que un día morirán. Tengo que comenzar por aceptarme y no sentir el horror punitivo del cada vez que caigo, pues cuando caigo la raza humana cae también conmigo. ¿Aceptarme plenamente? Es una violencia contra mi vida. Cada cambio, cada proyecto nuevo causa asombro: mi corazón está asombrado. Por eso toda palabra mía tiene un corazón donde circula sangre. Todo lo que aquí escribo está forjado en mi silencio y en la penumbra. Veo poco, casi nada oigo. Me sumerjo por fin en mí hasta la matriz del espíritu que me habita. Mi fuente es oscura. Estoy escribiendo porque no sé qué hacer de mí. Es decir: no sé qué hacer con mi espíritu. El cuerpo informa mucho. Pero yo desconozco las leyes del espíritu: él divaga. A mi pensamiento, con la enunciación de las palabras que brotan mentalmente, sin yo hablar o escribir después, a ese mi pensamiento de palabras lo precede una visión instantánea, sin palabras, del pensamiento, palabra que vendrá casi inmediatamente, con una diferencia espacial de menos de un milímetro. Antes de pensar, pues, ya he pensado. Supongo que el compositor de una sinfonía tiene solamente el "pensamiento antes del pensamiento" y ¿es algo más que una atmósfera lo que se ve en esa rauda idea muda? No. En realidad es una atmósfera que, coloreada ya por el símbolo, me hace sentir el aire de la atmósfera de donde todo viene. Se premedita en blanco y negro. El pensamiento con palabras tiene otros colores. La premeditación es antes del instante. La premeditación es el pasado inmediato del instante. Meditar es concreción, materialización de lo que se premeditó. En realidad premeditar es lo que nos guía, pues está íntimamente ligado a mi inconsciencia muda. Premeditar no es racional. Es casi virgen. A veces la sensación de premeditar es agónica: es la tortuosa creación que se debate en las tinieblas y que sólo se libera después de meditar con palabras. Me obligáis al esfuerzo tremendo de escribir; así que permiso, amigo, déjame pasar. Soy serio y honesto y si no digo la verdad es porque está prohibida. No aplico lo prohibido: lo libero. Las cosas obedecen al soplo vital. Se nace para gozar. Y gozar ya es nacer. Siendo fetos, gozamos de la placidez total del vientre materno. En cuanto a mí, no sé nada. Lo que tengo me entra por la piel y me hace actuar sensualmente. Quiero la verdad que sólo me es dada a través de su opuesto, de la no verdad. Y no aguanto lo cotidiano. Debe de ser por ello por lo que escribo. Mi vida es un único día. Y es así como el pasado me es presente y futuro. Todo en un solo vértigo. Y la dulzura es tanta que hace insoportables cosquillas en el alma. Vivir es mágico y enteramente inexplicable. Yo comprendo mejor la muerte. Ser cotidiano es un vicio. ¿Yo qué soy? Soy un pensamiento. ¿Tengo en mí el soplo? ¿Tengo? ¿Quién es ese que tiene? ¿Quién habla por mí? ¿Tengo un cuerpo y un espíritu? ¿Yo soy un yo? "Exactamente, tú eres un yo", me responde el mundo terriblemente. Y me horrorizo. Dios no debe ser pensado jamás; si no, Él huye o yo huyo. Dios debe ser ignorado y sentido. Entonces Él actúa. Me pregunto: ¿por qué Dios demanda tanto que Lo amemos? Respuesta posible: porque así nos amamos a nosotros mismos y, amándonos, nos perdonamos. Y qué falta nos hace el perdón. Porque la propia vida ya viene confundida con el error. El resultado de todo eso es que tendré que crear un personaje, más o menos como lo hacen los novelistas, para conocer a través de su creación. Porque solo no lo consigo: la soledad, la misma que existe en cada uno, me hace inventar. ¿Habrá otro modo de salvarse además de crear las propias realidades? Tengo fuerzas para ello como todo el mundo: ¿es o no es verdad que acabamos creando una realidad frágil y loca que es la civilización? Civilización sólo guiada por el sueño. Cada invención mía me suena como una plegaria profana: tal es la intensidad en el sentir. Escribo para aprender. Me he elegido a mí y a mi personaje para que yo pueda entender tal vez a través de nosotros, esa falta de definición de la vida. La vida no se adjetiva. Es una mezcla en un crisol extraño pero que me hace, en última instancia, respirar. Y a veces jadear. Y a veces apenas poder respirar. Sí. Pero a veces también está el sorbo profundo de aire que alcanza hasta el fino frío del espíritu, sujeto al cuerpo por ahora. Querría iniciar una experiencia y no sólo ser víctima de una experiencia que sucede sin que yo la autorice. De ahí mi invención de un personaje. También quiero despejar, además del enigma del personaje, el enigma de las cosas. Éste, se me ocurre, será un libro hecho aparentemente de restos de libros. Pero en realidad se trata de retratar rápidos vislumbres míos y rápidos vislumbres de mi personaje. Podría coger cada vislumbre y disertar durante varias páginas sobre él. Pero ocurre que es en el vislumbre donde está a veces la esencia de la cosa. Por cada nota de mi diario y del diario que hice escribir a Ángela, me llevo un pequeño susto. Cada nota está escrita en presente. El instante ya está hecho de fragmentos. No quiero dar un falso futuro a cada vislumbre de un instante. Todo sucede exactamente en el momento en el que es escrito o leído. Este tramo fue en realidad escrito en relación con su forma básica después de haber releído el libro porque, en su transcurso, yo no tenía muy clara la noción del camino a seguir. No obstante, sin dar mayores razones lógicas, me aferraba exactamente a mantener el aspecto fragmentario tanto en Ángela como en mí. Así me surge el libro esta vez. Y, como respeto lo que viene de mí hacia mí, así también lo escribo. Lo que aquí está escrito son restos de una demolición del alma, son cortes laterales de una realidad que se me escapa continuamente. Esos fragmentos de libro quieren decir que yo trabajo entre ruinas. Sé que este libro no es fácil, aunque sí lo es para quienes creen en el misterio. Al escribirlo no me conozco, me olvido de mí. Yo, que aparezco en este libro, no soy yo. No es autobiográfico, vosotros no sabéis nada de mí. Nunca te he dicho y nunca te diré quién soy. Yo soy vosotros mismos. Tomé de este libro sólo lo que me interesaba. Lo que me importa son instantáneas fotográficas de las sensaciones pensadas, y no la pose inmóvil de los que esperan que yo diga: ¡mire el pajarito! No soy un fotógrafo ambulante. Ya he leído este libro hasta el final y añado algún comentario a este principio. Es decir que el final, que no debe ser leído antes, se liga en círculo con el principio, serpiente que se muerde la cola. Y, habiendo leído el libro, suprimí mucho más de la mitad, sólo dejé lo que me provoca e inspira para la vida: estrella encendida al atardecer. No leo lo que escribo como si fuese un lector. Salvo que ese lector también trabaje con los soliloquios de la oscuridad irracional. Si este libro saliese a la luz alguna vez, que de él se aparten los profanos. Pues escribir es recinto sagrado en el que no tienen entrada los infieles. Es estar haciendo a propósito un libro muy malo para apartar a los profanos que quieren "entretenerse". Pero un pequeño grupo verá que ese entretenimiento es superficial y entrarán dentro de lo que verdaderamente escribo, y que no es "malo" ni "bueno". La inspiración es como un misterioso aroma de ámbar. Llevo un trozo de ámbar conmigo. Benditos sean tus amores. ¿Tendré miedo a dar el paso de morir ahora mismo? Cuidarse para no morir. No obstante, ya estoy en el futuro. Ese futuro mío que será para vosotros el pasado de un muerto. Cuando acabéis este libro, llorad cantando por mí un aleluya. Cuando cerréis las últimas páginas de este libro de vida malogrado, impertinente y juguetón, olvidadme. Que Dios os bendiga entonces y este libro acabará bien. Para que por fin yo consiga reposo. Que la paz sea entre nosotros, entre vosotros y yo. ¿Estoy cayendo en el discurso? Que me perdonen los fieles del templo: escribiendo me libro de mí y puedo entonces descansar.


domingo, 22 de julio de 2012

- Alejandra Pizarnik -



Sin manos para decir nunca. Sin manos para regalar mariposas.

- J.M.G. Le Clézio - El Éxtasis Material -



Cuando todavía no había nacido, cuando todavía no había encerrado mi vida en una atadura y lo que iba a ser imborrable todavía no había empezado a ser inscrito; cuando no pertenecía a nada de lo que existe, cuando no había sido concebido, ni era concebible, cuando ese azar hecho de precisiones infinitamente minúsculas ni había empezado su acción; cuando no era ni del pasado ni del presente, ni, sobre todo, del futuro; cuando no era; cuando no podía ser: detalle que no podía percibir, semilla mezclada en la semilla, simple posibilidad que una nada bastaba para desviar de su camino. Yo, o los otros. Hombre o mujer, o caballo, o abeto, o estafilococo dorado. Cuando no era nada, porque ni era la negación de algo, ni aun una ausencia, ni aun una imaginación. Cuando mi semilla vagaba sin forma ni futuro, semejante en la inmensa noche a otras semillas que no han cuajado. Cuando era aquél de quien se alimentan y no el que se alimenta, el que compone y no el que es compuesto. No estaba muerto. No estaba vivo. Sólo existía en el cuerpo de los otros, y sólo podía por la fuerza de los otros. El destino no era mi destino. Por sacudimientos microscópicos, a lo largo del tiempo, lo que era sustancia oscilaba tomando los caminos más diferentes. ¿En qué momento se desencadenó el drama para mí? ¿En qué cuerpo de hombre o de mujer, en qué planta, en qué pedazo de roca empecé mi camino hacia mi rostro?


- Julio Cortázar - Los Amigos -




En el tabaco, en el café, en el vino,
al borde de la noche se levantan
como esas voces que a lo lejos cantan
sin que se sepa qué, por el camino.

Livianamente hermanos del destino,
dióscuros, sombras pálidas, me espantan
las moscas de los hábitos, me aguantan
que siga a flote entre tanto remolino.

Los muertos hablan más pero al oído,
y los vivos son mano tibia y techo,
suma de lo ganado y lo perdido.

Así un día en la barca de la sombra,
de tanta ausencia abrigará mi pecho
esta antigua ternura que los nombra.

miércoles, 18 de julio de 2012

- Fernando Pessoa - Libro del Desasosiego -




Somos quienes no somos, y la vida es veloz y triste. El ruido de las olas por la noche es un ruido de la noche; ¡y cuántos lo han oído en su propia alma, como la esperanza constante que se deshace en la oscuridad como un ruido sordo de espuma profunda! ¡Qué lágrimas lloraron los que obtuvieron, qué lágrimas perdieron los que consiguieron! Y todo esto, durante el paseo en la orilla del mar, se me tornó el secreto de la noche y la confidencia del abismo. ¡Cuántos somos! ¡Cuántos nos engañamos! ¡Qué mares suenan en nosotros, en la noche de ser nosotros, por las playas que nos sentimos en los encharcamientos de la emoción! Lo que se ha perdido, lo que se debería haber perdido, lo que se ha conseguido y ha satisfecho por error, lo que amamos y perdimos y, después de perderlo, vimos, amándolo por haberlo tenido, que no lo habíamos amado; lo que creíamos que pensábamos cuando sentíamos; lo que era un recuerdo y creíamos que era una emoción; y el mar en todo, llegando allá, rumoroso y fresco, del gran fondo de toda la noche, a agitarse fino en la playa, en el decurso nocturno de mi paseo a la orilla del mar.
¿Quién sabe siquiera lo que piensa, o lo que desea? ¿Quién sabe lo que es para sí mismo? ¡Cuántas cosas sugiere la música y nos sabe bien que no pueda ser! ¡Cuántas recuerda la noche y lloramos, y no han sido nunca! Como una voz suelta de la paz tumbada a lo largo, el enrollamiento de la ola estalla y se enfría y hay un salivar audible por la playa invisible. ¡Cuánto me muero si siento por todo! ¡Cuánto siento si así vagabundeo, incorpóreo y humano, con el corazón parado como una playa, y todo el mar de todo, en la noche que vivimos, batiendo alto, zumbón, y se enfría, en mi eterno paseo a la orilla del mar.


domingo, 15 de julio de 2012

- E.E.Cummings -




llevo tu corazón conmigo (lo llevo en
mi corazón) nunca estoy sin él (tú vas
dondequiera que yo voy, amor mío; y todo lo que hago
por mí mismo lo haces tú también, amada mía)
no temo
al destino (pues tú eres mi destino, mi amor) no deseo
ningún mundo (pues hermosa tú eres mi mundo, mi verdad)
y tú eres todo lo que una luna siempre ha sido
y todo lo que un sol cantará siempre eres tú
he aquí el más profundo secreto que nadie conoce
(he aquí la raíz y el brote del brote
y el cielo del cielo de un árbol llamado vida; que crece
más alto de lo que un alma puede esperar o una mente puede ocultar)
y éste es el prodigio que mantiene a las estrellas separadas
llevo tu corazón (lo llevo en mi corazón)



I carry your heart with me (I carry it in
my heart) I am never without it (anywhere
I go you go, my dear; and whatever is done
by only me is your doing, my darling)
I fear
no fate (for you are my fate, my sweet) I want
no world (for beautiful you are my world, my true)
and it's you are whatever a moon has always meant
and whatever a sun will always sing is you
here is the deepest secret nobody knows
(here is the root of the root and the bud of the bud
and the sky of the sky of a tree called life; which grows
higher than the soul can hope or mind can hide)
and this is the wonder that's keeping the stars apart
I carry your heart (I carry it in my heart)

- Julio Cortázar - Rayuela -



Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca quedeseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.




viernes, 13 de julio de 2012

- Clarice Lispector -



Estoy libre de destino. ¿Será mi destino alcanzar la libertad? 



- Alejandra Pizarnik - Las Uniones Posibles -




La desparramada rosa imprime gritos en la nieve. Caída de la noche, caída del río, caída del día. Es la noche, amor mío, la noche caliginosa y extraviada, hirviendo sus azafranadas costumbres en la inmunda cueva del sacrosanto presente. Maravillosa ira del despertar en la abstracción mágica de un lenguaje inaceptable. Ira del verano. Ira del invierno. Mundo a pan y agua. Sólo la lluvia se nos dirige con su ofrenda inimaginable. La lluvia al fin habla y dice.
Meticulosa iniciación del hábito. Crispados cristales en jardines arañados por la lluvia. La posesión del pretendido pasado, del pueblo incandescente que llamea en la noche invisible. El sexo y sus virtudes de obsidiana , su agua flameante haciéndose en contra de los relojes. Amor mío, la singular quietud de tus ojos extraviados, la benevolencia de los grandes caminos que acogen muertos y zarzamoras y tantas sustancias vagabundas o adormiladas como mi deseo de incendiar esta rosa petrificada que inflige aromas de infancia a una criatura hostil a su memoria más vieja. Maldiciones eyaculadas a pleno verano, cara al cielo, como una perra, para repudiar el influjo sórdido de las voces vidriosas que se estrellan en mi oído como una ola en una caracola.
Véate mi cuerpo, húndase su luz adolescente en tu acogida nocturna, bajo olas de temblor temprano, bajo alas de temor tardío. Véate mi sexo, y que haya sonidos de criaturas edénicas que suplan el pan y el agua que no nos dan.
¿Se cierra una gruta? ¿Llega para ella una extraña noche de fulgores que decide guardar celosamente? ¿Se cierra un paisaje? ¿Qué gesto palpita en la decisión de una clausura? ¿Quién inventó la tumba como símbolo y realidad de lo que es obvio?
Rostros vacíos en las avenidas, árboles sin hojas, papeles en las zanjas: escritura de la ciudad. ¿Y qué haré si todo esto lo sé de memoria sin haberlo comprendido nunca? Repiten las palabras de siempre, erigen las mismas palabras, las evaporan, las desangran. No quiero saber. No quiero saberme saber. Entonces cerrar la memoria: sus jardines mentales, su canto de veladora al alba. Mi cuerpo y el tuyo terminando, recomenzando, ¿qué cosa recomenzando? Trepidación de imágenes, frenesí de sustancias viscosas, noches caníbales alrededor de mi cadáver, premisión de no verme por una horas, alto velar para que nada ni nadie se acerque. Amor mío, dentro de las manos y de los ojos y del sexo bulle la más fiera nostalgia de ángeles, dentro de los gemidos y de los gritos hay un querer lo otro que no es otro, que no es nada.


jueves, 12 de julio de 2012

- Oliverio Girondo -



¿Surgió de bajo tierra?
¿Se desprendió del cielo?
Estaba entre los ruidos,
herido,
malherido,
inmóvil,
en silencio,
hincado ante la tarde,
ante lo inevitable,
las venas adheridas
al espanto,
al asfalto,
con sus crenchas caídas,
con sus ojos de santo,
todo, todo desnudo,
casi azul, de tan blanco.

Hablaban de un caballo.
Yo creo que era un ángel.


miércoles, 11 de julio de 2012

- Franz Kafka - Diarios -




Se puede imaginar perfectamente que la grandeza de la vida está al alcance de cualquiera y siempre en plenitud, pero encubierta, sumergida, invisible, muy lejana. Sin embargo está ahí y no es hostil, ni produce aversión, ni es sorda. Si la llamamos con la palabra exacta, con su justo nombre, viene a nosotros. He ahí la esencia del encanto que no crea, sino que llama.


domingo, 8 de julio de 2012

- Henri Michaux -





Sombras de mundos ínfimos, sombras de sombras, cenizas de alas.



- Alejandra Pizarnik - En Esta Noche/En Este Mundo -




en esta noche en este mundo
las palabras del sueño de la infancia de la muerte
nunca es eso lo que uno quiere decir
la lengua natal castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación
del re-conocimiento
pero no el de la resurrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa
entre lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe

no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve
¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible

sombras
recintos viscosos donde se oculta
la piedra de la locura
corredores negros
los he recorrido todos
¡oh, quédate un poco más entre nosotros!

mi persona está herida
mi primera persona del singular

escribo como quien con un cuchillo alzado en la
oscuridad
escribo como estoy diciendo
la sinceridad absoluta continuara siendo lo imposible
¡oh, quédate un poco más entre nosotros!

los deterioros de las palabras
deshabitando el palacio del lenguaje
el conocimiento entre las piernas
¿qué hiciste del don del sexo?
oh, mis muertos
me los comí me atraganté
no puedo más de no poder más

palabras embozadas
todo se desliza
hacia la negra licuefacción
y el perro de maldoror
en esta noche en este mundo
donde todo es posible
salvo
el poema

hablo
sabiendo que no se trata de eso
siempre no se trata de eso
oh, ayúdame a escribir el poema más prescindible
el que no sirva ni para
ser inservible
ayúdame a escribir palabras
en esta noche en este mundo


- Juan Gelman - El Ciego -



quise olvidarte/pero
mi olvido no te olvida/
puse losas heladas sobre mi corazón
y él late a tu compás/
soy dos/
uno come/procura/el otro
cava mis huesos/grita
lo amado/amado está/



miércoles, 4 de julio de 2012

- Marguerite Duras - Las Manos Negativas -





Se denomina manos negativas a la pintura de manos descubierta en las grutas magdalénicas de Europa Sud-Atlántica. El contorno de esas manos --que posaban abiertas-- era trazado con color. Muchas veces azul y otras tantas negro. Rara vez carmín. No se encontró ninguna explicación a esta práctica.

Ante el océano
bajo el acantilado
sobre la pared de granito

esas manos

abiertas

Azules
Y negras

Del azul del agua
Del negro de la noche

El hombre llegó solo a la gruta
de cara al océano
todas las manos tienen el mismo tamaño
él estaba solo

El hombre solo en la gruta miró
en el ruido
en el ruido del mar
la inmensidad de las cosas

Y gritó

Tú que eres nombrada tú que estás dotada de identidad
te amo

Esas manos
del azul del agua
del negro del cielo

Planas

Posadas distantes sobre el granito gris

Para que quienquiera pudiese verlas

Soy el que llama
Soy el que llamaba que gritaba hace treinta mil años

Te amo

Grito que quiero amarte, te amo

Amaría a quienquiera que escuchase que grito

Sobre la tierra vacía permanecerán esas manos en la pared de granito
frente al estruendo del mar

Insoportable

Ya nadie escuchará más

No verá

Treinta mil años
Esas manos allá lejos, negras

La incidencia de la luz en el mar conmueve
la pared de la piedra

Soy alguien soy el que llamaba
que gritaba en esa luz blanca

El deseo

la palabra aún no ha sido inventada

Él miró la inmensidad de las cosas en el estruendo de las olas
la inmensidad de su fuerza

y después gritó

Él tiene encima los bosques de Europa sin fin

Él perdura en el centro de piedra

de las galerías

de las sendas de piedra

de todas partes

Tú que eres nombrada tú que estás dotada de identidad

te amo con un amor ilimitado

Era necesario bajar por el acantilado
vencer el miedo
El viento sopla desde el continente aleja
el océano
Las olas luchan contra el viento
Avanzan
van atrasadas por su fuerza
y pacientemente regresan
a la pared

Todo se abate

Te amo más lejos de ti
Amaría a quienquiera que escuchase que grito que te amo

Treinta mil años

Llamo

Llamo al que me responderá

Quiero amarte te amo

Hace treinta mil años que grito ante el mar el espectro blanco

Soy el que gritaba que él te amaba, a ti




On appelle mains négatives les peintures de mains trouvées dans les grottes magdaléniennes de l´Europe Sud-Atlantique. Le contour de ces mains --posées grandes ouvertes sur la pierre-- était enduit de couleur. Le plus souvent de bleu, de noir. Parfois de rouge. Aucune explication n´a été trouvée à cette pratique.

Devant l´océan
sous la falaise
sur la paroi de granit

ces mains

ouvertes

Bleues
Et noires

Du bleu de l´eau
Du noir de la nuit

L´homme est venu seul dans la grotte
face à l´océan
Toutes les mains ont la même taille
il était seul

L´homme seul dans la grotte a regardé
dans le bruit
dans le bruit de la mer
l´immensité des choses

Et il a crié

Toi qui es nommée toi qui es douée d´identité je
t´aime

Ces mains
du bleu de l´eau
du noir du ciel

Plates

Posées écartelées sur le granit gris

Pour que quelqu´un les ait vues

Je suis celui qui appelle
Je suis celui qui appelait qui criait il y a trente
mille ans

Je t´aime

Je crie que je veux t´aimer, je t´aime

J´aimerai quiconque entendra que je crie

Sur la terre vide resteront ces mains sur la paroi de
granit face au fracas de l´océan

Insoutenable

Personne n´entendra plus

Ne verra

Trente mille ans
Ces mains-là, noires

La réfraction de la lumière sur la mer fait frémir
la paroi de la pierre

Je suis quelqu´un je suis celui qui appelait qui
criait dans cette lumière blanche

Le désir
le mot n´est pas encore inventé

Il a regardé l´immensité des choses dans le fracas
des vagues, l´immensité de sa force

et puis il a crié

Au-dessus de lui les forêts d´Europe,
sans fin

Il se tient au centre de la pierre
des couloirs
des voies de pierre
de toutes parts

Toi qui es nommée toi qui es douée d´identité je
t´aime d´un amour indéfini

Il fallait descendre la falaise
vaincre la peur
Le vent souffle du continent il repousse
l´océan
Les vagues luttent contre le vent
Elles avancent
ralenties par sa force
et patiemment parviennent
à la paroi

Tout s´écrase

Je t´aime plus loin que toi
J´aimerais quiconque entendra que je crie que je
t´aime

Trente mille ans

J´appelle

J´appelle celui qui me répondra

Je veux t´aimer je t´aime

Depuis trente mille ans je crie devant la mer le
Spectre blanc

Je suis celui qui criait qu´il t´aimait, toi